Los cuentos infantiles, tanto los tradicionales recopilados por los hermanos Grimm como otros fruto de la imaginación de creadores más recientes, son en su mayor parte un reflejo alegórico de historias que en origen no estaban destinadas al público infantil, o de conceptos morales e incluso mistéricos que, con el tiempo, se han ido deformando y adaptando, alejándose de su significado original.
Eso precisamente es lo que le ocurrió a una historia relativamente reciente, el Pinocchio de Carlo Collodi, que su autor publicó originalmente en entregas en un periódico italiano entre 1882 y 1883.
En la primera versión de la historia Pinocho muere ahorcado por sus faltas y mentiras al final del capítulo 15. Es de suponer que ese final no gustó demasiado a los lectores de entonces, y por ello su editor le instó a añadir los capítulos 16 a 36 en los que Pinocho finalmente se redime y es conviertido en un niño de carne y hueso, haciendo al mismo tiempo la historia adecuada para el público infantil.
Por otro lado, tampoco se trata del típico cuento de hadas, ya que toda la historia se ambienta en un mundo muy real donde están muy presentes las necesidades básicas de alimentación, trabajo y cobijo que no aparecen tan nítidamente en otros cuentos de hadas.
También se ha querido ver en la historia la influencia de la masonería, ya que Collodi era masón, lo que se reflejaría en la moraleja del cuento: Pinocho descubre que el camino correcto se alcanza a través del conocimiento y la sabiduría.
Pero aun hay más, en el cuento se halla una curiosa paradoja, hoy llamada La Paradoja de Pinocho. Fue formulada en 2001 por Veronique Eldridge-Smith a los 11 años de edad. En realidad fue su padre Peter Eldridge-Smith, doctor en filosofía de la lógica en la Universidad Nacional de Australia, quien tras explicarle la paradoja del mentiroso le pidió que buscara su propia versión. A lo que su hija Veronique respondió sugiriendo la frase que Pinocho dice en un momento de la historia: Mi nariz está creciendo ahora.
La paradoja está en que, tanto si la frase que dice Pinocho es falsa o verdadera, por lógica no puede ser ninguna de las dos cosas. Simplificando mucho, si la frase fuera cierta en realidad la nariz no podría estar creciendo, pues Pinocho está diciendo la verdad. Y si fuera falsa su nariz no estaría creciendo, pero entonces si debería crecer pues Pinocho está mintiendo.
Por desgracia, el acceso al texto completo de La Paradoja de Pinocho es de pago. Pero por la red circulan innumerables artículos al respecto, incluso muchos que intentan resolver la paradoja con mayor o menor éxito. Os dejo que la resolváis por vosotros mismos.