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Una nueva interpretación de las runas de la Piedra de Rök como adivinanzas y acertijos

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nueva interpretación runas Piedra Rok

A veces pasa que un texto antiguo se puede transcribir pero comprenderlo correctamente ya resulta un poco más difícil. De hecho, es algo que no se limita a tiempos pasados; cualquiera que haya leído o intentado leer el Ulises de James Joyce sabe que no es un libro precisamente fácil. Pero la complejidad interpretativa se vuelve casi inextricable cuando nos remontamos a una inscripción de muchos siglos atrás.

Es lo que pasa, por ejemplo, con la famosa Piedra de Rök. Se trata de una estela que se encuentra en la localidad de Ödeshög, provincia sueca de Östergötland, junto a una iglesia. Es una laja de granito de tres metros y medio de altura (aunque uno queda bajo tierra) que presenta sus dos caras cubiertas por inscripciones rúnicas: hasta doscientos ochenta caracteres en la anterior y cuatrocientos cincuenta en la posterior. Había también en los costados pero se han perdido por roturas.

La Piedra de Rök fue descubierta en el siglo XVII incrustada en la pared del templo medieval que ocupaba el lugar del actual; éste se construyó en 1843 tras la demolición del anterior pero se decidió dejar la estela en su sitio hasta que veinte años más tarde, ya en una época en la que la arqueología daba pasos firmes, se la sacó de allí y quedó expuesta en las cercanías. En 1991 incluso se levantó un pequeño museo.

Esa pìeza se talló hacia el siglo IX, según se deduce del alfabeto rúnico que la recubre, catalogado como de transición hacia el estilo llamado futhark joven y que es una evolución del futhark antiguo y se compone de dieciséis runas frente a su predecesor, que tenía veinticuatro; esa reducción de caracteres se produjo precismente en torno al año 800 d.C. de forma paralela a un aumento de fonemas que transformó el protonórdico en nórdico antiguo. Estos cambios no se aprecian sólo en la Piedra de Rök sino también en otras como la danesa de Snoldelev, que es coetánea, e incluso algunas más añejas como las suecas de Björketorp o Stentoften, que son dos siglos anteriores.

Nueva interpretación runas Piedra Rok

El verdadero problema de la estela fue su traducción. La primera fue en 1878, obra del noruego Sophus Bugge, pero hoy no hay consenso sobre lo que dice, pese a que su lectura se considera relativamente fácil. Es decir, la cuestión está en lo que dice, no en cómo lo dice. Como es habitual, primero explica que se trata de un memorial pétreo realizado por un tal Varinn en honor de su hijo fallecido Vemod y luego cuenta vida y hazañas. Sin embargo, recientemente se ha reinterpretado con algunas diferencias.

Per Holmberg, profesor asociado de idiomas escandinavos en la Universidad de Gotemburgo, opina que la cara frontal trata cuestiones diferentes a la trasera. Usando la semiótica social (significación diversa del lenguaje según el contexto) llega a la conclusión de que es errónea la idea aceptada hasta ahora de que sus runas mencionan al emperador ostrogodo Teodorico el Grande y cuentan sagas heroicas, al considerar que se basan en un error de interpretación tendente a cierto nacionalismo ilusorio. Es algo que el lingüista Bo Ralph ya puso en duda hace diez años y que ahora recobra fuerza.

Según Holmberg, la cantidad de adivinanzas y acertijos que hay en la piedra no correspondería a una narración de las presuntas gestas míticas de Vemod sino que probablemente habla de la talla misma de las runas, es decir, de la elaboración de la propia estela. Algo mucho más prosaico que narraciones de proezas y batallas vikingas.


Una nueva interpretación de las runas de la Piedra de Rök como adivinanzas y acertijos se publicó en LBV Magazine

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