Una de las polémicas de los últimos días es la originada por la decisión de la UE de evitar el colapso de los productos de alimentación originarios de Japón tras el accidente de la central nuclear de Fuskushima. Para ello se han aumentado por ley los niveles máximos de radioactividad permitidos en la comida. Con la nueva normativa se pasa de los 370 becquerelios por kilogramo a 1.000 y, aunque según los expertos la cantidad sigue sin ser peligrosa para la salud -siempre que no sea habitual-, puede que mucha gente prefiera evitar cualquier ingestión en ese sentido. Serían los compradores potenciales del llamado Fukushima Plate.
Se trata de un plato creado por el diseñador alemán Nils Ferber que permite al usuario averiguar el nivel de radioactividad que tiene la comida servida en él. Como se puede observar en las fotos, tiene tres anillos concéntricos de luz que se van encendiendo según la cantidad detectada por un sensor previamente programado., siendo el rojo el límite permitido. A cada problema, su solución.