La naturaleza no distingue ni se amedranta ante nada, ni siquiera ante sus propios monumentos. Es lo que ocurrió el 10 de junio de 1886 cuando la erupción del volcán Tarawera destruyó las terrazas Rosas (Te O-tu-kapua-rangi, la fuente del cielo nublado) y Blancas (Te Tarata, la roca tatuada). Ambas maravillas naturales estaban situadas al […]
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