Una de las fotos de naturaleza más sorprendentes de los últimos tiempos es la de este gekko pasando la lengua sobre sus propios ojos para beber. Esas minúsculas gotas de agua se forman por las mañanas, cuando los fríos bancos de niebla procedente del Atlántico chocan con el aire caliente del desierto de Namibia, donde habita este reptil, y producen condensación.
Se sabía de su existencia, pero nunca había podido ser captado por las cámaras hasta que el fotógrafo sudafricano Isak Pretorius, especializado en vida salvaje, consiguió retratarlo. Necesitó tres días para conseguirlo, porque el gekko apenas mide 60 centímetros de longitud y tiene un tono rosado que le permite camuflarse perfectamente entre la arena de las dunas costeras donde vive.
Vía: Greendiary