Una de las imágenes más sorprendentes de este verano fue ver a la ciudad de Nueva York medio sumida en el caos, con el aeropuerto cerrado, los turistas atrapados sin poder regresar -algunos incluso sin alojamiento-, el agua inundando las calles y la alerta roja declarada por las autoridades. Y eso que al final no fue para tanto porque el culpable, el huracán Irene, ya había degenerado en tormenta tropical cuando llegó allí.
Sin embargo nadie quiere repetir la experiencia ni mucho menos imaginar cómo sería de haber llegado plenamente en forma de huracán. Así que un equipo de estudios de arquitectura reunidos en la ARO (Architecture Research Office) ha recuperado una serie de trabajos exhibidos el año pasado en el MoMa en los que proponen un sistema para evitar que Nueva York vuelva a inundarse.
La gracia del asunto estriba en que no se recurre a elementos artificiales -los diques rotos por el Katrina en Nueva Orleans fueron una referencia- sino a una infraestructura vegetal con raíces subacuáticas que serviría de barrera natural, tal cual hacen los manglares. Manhattan cobra así un nuevo aspecto, más verde, más ecológico y, sobre todo, más seguro.
Vía: fastcodesign