¿Recuerdan que el otro día fue el aniversario del Meridiano de Greenwich? En ese post mencionaba que antes hubo otros y creo que puede ser interesante hacerles un repaso. La verdad es que hubo tantos como preferencia de astrónomos: copérnico usaba el de Fraüenburg mientras que Kepler y Tycho Brahe se decantaron por el de Uranienberg.
Sin embargo fueron mucho más utilizados el de París, por ejemplo, que se estableció en 1667 durante el reinado de Luis XIV a 2 grados, 20 minutos y 14,02 segundos del que luego se decidiría en Londres. O el de Madrid, que pasaba por el observatorio astronómico que aún se ve en la calle Alfonso XII, junto al parque de El Retiro, a 3 grados, 41 minutos y 16,5 segundos respecto al de Greenwich.
Pero el más importante era el de El Hierro, entre otras cosas porque figuraba así en la cartografía desde el siglo II, cuando Claudio Ptolomeo lo incluyó. ¿Por qué eligió aquella isla canaria? Pues porque entonces se consideraba el punto más occidental del mundo conocido, la última puerta hacia el misterio del Atlántico, el Océano Tenebroso que los artistas representaban en los mapas lleno de inquietantes -e inexistentes- monstruos marinos.
El punto exacto lo determinaron matemáticos, astrónomos y marinos franceses en 1634 por orden del cardenal Richelieu, durante el reinado de Luis XIII, no sólo por razones geográficas sino también estratégicas: para crear una zona de navegación libre, al norte del Trópico de Cáncer y el oeste del primer meridiano, que garantizara seguridad su flota. El lugar: el cabo de Orchilla, a 27 kilómetros de la capital insular, Valverde. Por eso al Hierro se la conoció como Isla del Meridiano hasta que se impuso el londinense.
En el risco asomado al mar, por donde pasaba, se construyó un faro entre 1924 y 1930 que es lo que queda hoy de aquel curioso protagonismo científico, junto un monumento inaugurado en 1989.