Dos equipos de investigadores estadounidenses acaban de publicar en la revista científica Cell un importante descubrimiento que sitúa cronológica y geográficamente el momento en el que los simios dieron el salto decisivo hacia la humanización. Si están en lo cierto, fue en África hace 2,5 millones de años aproximadamente.
Por supuesto, esto es una simplificación; la explicación es mucho más compleja. Pero sirve para que lo entienda quien no pueda leer el trabajo de esos científicos de la Universidad de Washington y el Instituto de Investigación Scripps, liderados respectivamente por Evan E. Eichler y Jack Polleux, que han identificado en el gen SRGAP2 al principal causante del cambio biológico mencionado.
Este gen es una duplicación genética, una de las 30 que existen en el genoma humano, que ya había sido copiado un millón de años antes sin mayores consecuencias. En esta ocasión sólo lo fue parcialmente pero, en combinación con la presión medioambiental que impulsa la selección natural, resultó definitivo para dar ese salto evolutivo.
¿Cómo? Pues según demostraron las pruebas realizadas sobre ratones transgénicos a los que se se dotó de un doble SRGAP2, éste generaba unos filamentos alrededor de las neuronas que ralentizaba las sinapsis, es decir, las conexiones entre ellas, a cambio de permitirles ir creando una red más extensa y densa. Es decir, la típica velocidad de reacción del cerebro animal se perdía parcialmente pero como contrapartida dicho cerebro crecía y se volvía más complejo.
La cronología demuestra que un salto cualitativo importante se produjo durante la existencia de los Australopithecus, pues es entonces cuando aparece instrumental lítico y cuando aparece el bipedismo. Por tanto esta mutación pudo ser el primer escalón de la Humanidad pero la utilidad del descubrimiento científico puede ir un paso más allá, ya que podría resultar de gran utilidad para comprender algunas enfermedades mentales de origen neuronal, como el autismo, la esquizofrenia o la epilepsia
SRGAP2, el gen de la hominización se publicó originalmente en La Brujula Verde.