En 1998 un grupo de estudiantes vieneses de música que debían estar aburridos decidieron, en broma, fabricar instrumentos musicales con vegetales frescos: verduras, hortalizas, etc. En principio la cosa no debía pasar de ahí pero a veces surgen negocios de lo más insólito: formaron una pequeña orquesta de doce miembros a la que, claro, bautizaron Vegetable Orchestra, y empezaron a ensayar. Ahora llevan tres discos grabados y tienen un amplio programa de conciertos por todo el mundo, aunque antes de cada uno deben confeccionar nuevos instrumentos, dada la escasa perdurabilidad de sus materiales: zanahorias, calabazas, pepinos, pimientos, calabacines… Pueden escucharse algunas de sus obras, con sonidos de aire étnico, en su página web.
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