Si la necesidad aprieta hay que echarle imaginación. Esto debió pensar un joven diseñador chino llamado Daihai Fei, de 24 años, cuando tuvo que enfrentarse a la cruda realidad de los alquileres de Pekín. Fei es natural de Hunan y llegó a la capital para estudiar en la Universidad. Recién licenciado se encontró con que el sueldo de su nuevo empleo iba a ser insuficiente para poder vivir si tenía que usarlo para pagar un piso y así decidió fabricar su peculiar casa huevo.
Está hecha de bambú cubierto por saco cosido para aislar del frío y la humedad. Esa basta tela le sirve además como sustrato para sembrar césped en toda la capa exterior. Por dentro aprovecha al máximo el pequeño espacio disponible con un sofá cama, un escritorio, una mesita y un fregadero. La lámpara funciona gracias a un panel de células fotovoltaicas y el conjunto dispone de ruedas para establecerse en la calle o barrio que desee. No hay cuarto de baño pero Fei acude cada día a una piscina a practicar natación, así que no lo consideró prioritario. Ya lleva varios meses viviendo en su invento y se ha convertido en una celebridad local.
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